por Ana Fernández
Desde inicios del siglo XVII, con la llegada de la llamada época del período barroco en la música, ha existido la necesidad del intérprete de profundizar más allá de la escritura musical que vemos a simple vista en la partitura, para lograr en nuestras interpretaciones una acertada obra de arte. Para lograr este objetivo, dependemos del compromiso con la música que hacemos y del análisis profundo que hagamos de las obras; por lo que tener un exhaustivo conocimiento, no sólo técnico-práctico, sino también analítico acerca de los estilos, compositores y ya propiamente de la música, nos brindará una serie de herramientas que nos ayudarán a ser mejores artistas.
En el caso de la obra pianística de Julián Orbón compositor español ( Avilés, Asturias, 7 de agosto de 1925 – Miami, Florida, 21 de mayo de 1991) ; Toccata para piano (1941); Partita no 4 para piano y orquesta (1985) y Libro de Cantares (De un Cancionero Asturiano) ciclo para voz y piano publicado en 1987, no han sido estudiadas en ningún trabajo teórico previo.
Mi objetivo es proponer un acercamiento al estilo ecléctico -entiéndase esta definición en las bellas artes, como una mezcla de fuentes y estilos- en estas tres obras para piano mencionadas anteriormente.
La originalidad de Orbón estriba en su forma particular de sintetizar, en una sola propuesta estilos diversos, lo cual lo hacen un ente propiamente autónomo. En su música se integran una profunda esencia humanística, sus conocimientos del folclore y la música popular de España y de diversos países de América Latina; las tradiciones modales de la música eclesiástica católica; los arquetipos de la escuela española desde la Edad Media hasta Felipe Pedrell y Manuel de Falla; y la impronta de la creación de varios compositores latinoamericanos contemporáneos.
En 2013, tuve la oportunidad de realizar la primera grabación mundial de Libro… junto a la soprano Bárbara LLanes, para el CD Julián Orbón. Grupo de Renovación producido por la Casa discográfica cubana Colibrí. Durante los ensayos y grabación me atrajo tanto la belleza de la composición, como descubrir que en la mayoría de las piezas para voz y piano, el discurso pianístico estaba concebido como variación o glosa de la melodía del canto folclórico, pues esta última constituía la referencia del compositor para concebir un nuevo canto, que discurre entonces paralelo, y en concomitancia, con el de la voz. El resultado es una simultaneidad de canciones, una citada textualmente del folclore asturiano; y otra, diferente, derivada de aquella en el piano.
Otra característica a resaltar es el manejo que realiza el autor de elementos propios del folclore asturiano, representado por géneros como las añadas o cantos de cuna, canciones, cantos de Navidad, giraldillas, y bailes de pandero o vaqueirada; así como de géneros cubanos como el son y la habanera. Todo esto en conjunción con otros rasgos de estilo como el uso de armonías modales, elementos del canto llano y un elevado nivel de dificultades pianísticas.
Analizar con profundidad el estilo de estas obras, que no han sido estudiadas hasta el momento, así como insertarlas dentro de la evolución de la creación de este compositor- teniendo en cuenta la poca información que hay sobre éstas – aportaría un conocimiento integral de su quehacer creativo y nuevas visiones sobre su música. Así mismo brindaría una óptica diferente para la interpretación de una música que constituye un paradigma dentro de la creación contemporánea hispanoamericana como ejemplo de integración.
Hola. Se ve muy bien el texto. Sólo hay que arreglar algunas cuestiones de formato.
Me gustaMe gusta